lunes, 24 de diciembre de 2018

A los portadores de luz y alegría


Últimamente, llaman a mi puerta.
La abro y me alegro sin más.
Un par de ángeles de medio metro,
que alborotan mi casa y mi vibrar.

En mi corazón se han metido,
es un amor difícil de explicar.
Con sus risas y con sus ruidos,
vuelvo a vivir la Navidad.

Y es que son un torbellino,
de alegría y felicidad.
El abuelito que vuelve a sentirse
un niño más con quien jugar.

Padre de Jesús