La generación, que he nacido,
criado entre templadores.
Los que templa el acero,
y agranda los corazones.
No hay corazón más limpio,
de aquel que todo lo rompe.
Dando a su gente el amor,
que nunca aquellos entiende.
Hoy a toda esa gente, veo,
camina, todo el día, ambulante.
Sin pensar, nunca de ellos,
desbaratada y perdida, mente.
Surge unas generaciones de drones
que espían para vigilar a la gente.
Adentrándolos en sus madrigueras,
para silenciar y calmar el ambiente.
Parece que se está acercando,
tiempo de malos agüeros.
Donde la sociedad, se levanta,
para preparar y templas los aceros.
Padre de Jesús