Me vienen unos recuerdos,
de donde empezó mi vida.
De una casa en el campo,
llamada la esadilla.
Con una encina muy grande,
se decía que abarcaba una milla.
Sus ramas eran enorme,
de las que su tronco salían.
Tenía un estanque a su lado,
el cual agua no tenía.
El agua quedaba lejos,
de aquella fresca agua se bebía.
Allí empezaron mis pesares,
trabajando cada día.
Echando muchas horas de trabajo,
para poder comer cada día.
Padre de Jesús.
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