
En los pueblos de nuestra Andalucía
cada casa con la chimenea en su rincón
los braseros debajo de la mesa camilla
calentado esa mala estructurada construcción
cada día que había que buscar la leña
cuando tocaba reunir leña era una irritación
había que pedir un permiso al ama
pues se tenía que presentar para su aprobación
te decían que cortases las mata más pequeñas
porque si no otro día no habría permisión
pues no tendría fuego para poder cocinar
eso era cada día, que luchar por intuición
me acuerdo cuando no había leña que cortar
la lumbre se hacía con estierco y ramón
no hacía mucha llama, había que soplar y soplar
hasta que el estierco se secaba sentados en el rincón
padre de Jesús
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