En tus manos, Jesús, descansa la esperanza
de tantas vidas que buscan alivio.
Cada día cumples tu compromiso,
no con palabras, sino con actos vivos.
Somos testigos de cada episodio,
de cada lucha, de cada esfuerzo compartido.
Y en tu entrega vemos reflejada
la dignidad de lo humano, lo más querido.
Por eso hoy te damos las gracias,
porque tu presencia es faro y camino.
Y elevamos un deseo profundo:
que llegue el día en que la vida
se viva plena, libre y digna,
como merece todo ser humano.
(Padre de Jesús)Francisco Ruiz Ruiz.
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