jueves, 16 de enero de 2014

Dura, como tierra dura sin mar



En este día al que empiezo a saludar
con voz aún dormida, con el pie aún descalzo.
Más allá de mi ventana, mi cabeza alzo
y la gente camina entre lluvia que ahora es mar.

Campo que su boca abre,
tierras cuya sed no cesa,
maduran los frutos que en mesa
degustarás y te quitarán el hambre.

¿Cuánto de lo que hoy nos llega?
¿Cuánta agua que llena nuestro cauce?
¡Ahí! Tierra lejana donde otros nacen.
¡Ahí! Cuanto soñáis con esta vega.

Sus manos rastrillan polvo y piedras,
en búsqueda de algún recurso.
Pero solo logran buen curso,
si los oídos del rico curan hoy de sorderas.

Padre de Jesús


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