lunes, 15 de septiembre de 2025

a mi hijo campeon

 

A mi hijo, el campeón

Naciste fuerte, con luz en los ojos,
como un lucero que al alba despierta.
La vida, sin aviso ni consuelo,
te puso pruebas duras y despiertas.

Convulsión tras convulsión, batalla en vela,
hospitales, pasillos y esperas,
pero nunca se rindió tu alma,
ni mi corazón de padre que te cuida y vela.

Jesús, hijo mío, eres guerrero,
con tu sonrisa desarmas la pena.
Cuando caes, te levantas primero,
y nos enseñas que el amor todo lo sujeta.

El hockey, tu campo, tu ilusión,
te dio un lugar donde ser campeón.
Entre palos y sueños compartidos,
hiciste grande la palabra inclusión.

Yo estaré siempre detrás de tu portería,
alerta, en tensión, pero con alegría.
Porque me diste el regalo más verdadero:
aprender contigo que la vida es poesía.

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