En estos tiempos que nacen,
tenemos una gran agonía:
la gente no para, es impaciente.
Las voces suben a los insultos,
en las calles la gente ya muere.
No hay perdón que se oponga
a una inocente muerte.
Y mientras las oleadas paran,
entre todos pierden la cabeza.
Y aquí, en esta España, todos sufren,
pero nadie se levanta.
padre de jesus.
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