Esta mañana me he levantado muy feliz,
soñando en mi hijo, al que tanto quiero.
Ha sabido asimilar la enfermedad que tiene,
y yo le digo: “hoy hay esperanza”.
No es una nube negra,
aunque la epilepsia lo marcó desde recién nacido.
Hoy yace en él una esperanza nueva,
de que algún día se radique
el peso que la vida le impuso.
Y nosotros seremos felices,
con una gran ilusión,
cuando ese día llegue
y la esperanza se convierta en victoria.
—Padre de Jesús
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