La luna, cada noche, se renueva,
suaviza el cielo y deja caer un suspiro de humedad.
La noche, silenciosa, abre paso al dulce amanecer,
mientras la humanidad descansa.
Las personas, envueltas en sábanas blancas,
felices y amadas por sus amantes,
gozan en la noche cálida,
y en la mañana despiertan con voces suaves.
La mirada de las personas lo revela,
en sus ojos se nota la carga de la vida,
esa que nos dice que perdemos la libertad,
presa y sostenida en el corazón.
No hay humanidad en esta tierra
que cumpla con todos sus principios;
cada día, en el entorno de la vida,
los que mandan sobre nosotros
nos muestran todo bonito
pero en la realidad nada hacen.
padre de jesus
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